Frecuentemente recibimos llamadas anónimas en nuestro celular a través de las cuales nos ofrecen promociones, descuentos, sorteos, encuestas y todo tipo de actividad comercial que redunda en un beneficio económico para estas empresas pero que no son otra cosa que un lucro desmedido.
Estos “beneficios” nos quitan tiempo de productividad o descanso, produciéndonos fastidio, bronca y hartazgo e impotencia.
En distintos países las compañías están obligadas por ley a identificarse al momento de realizar una llamada invasiva, cuestión de permitirle al interceptando la opción de atender o no.
En nuestro país no existe protección al respecto ni controles que regulen estas prácticas distrayéndonos de nuestras tareas habituales al atender con buena fe.
El costo por persona por estas acciones de las empresas es realmente bajo, dado que con un solo llamado telefónico llegan a un potencial efecto, más allá de que nosotros accedamos o no a la molestia causada. Es hora de que en nuestro país, comiencen a ser reguladas estas y otras iniciativas que tanto perjudican la vida cotidiana.